HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

martes, 20 de diciembre de 2016

EL MACRISMO, EN LA ENCERRONA FISCAL QUE DEJÓ LA ERA K.


     Por Alcadio Oña/Clarín.- Es el tercero en el ranking nacional, después del IVA y de Ganancias. El de la recaudación que más aumentó en el año, casi emparejando a la tempestuosa inflación. Fue rozado estos día por el debate sobre los recursos fiscales, pero más pronto que tarde será fuente de otra controversia grande y animada por la mayoría de los mismos protagonistas. Se trata del llamado impuesto al cheque, que entre enero y noviembre ha rendido $ 118.600 millones, con un crecimiento del 35,7% que supera en varios puntos al crecimiento de la recaudación tributaria total. Representa un monto similar al costo implícito en la reforma a Ganancias que promueve la alianza de massistas, peronistas y cristinistas. Todo habla ya del peso del impuesto al cheque, aunque no explica por qué ese gravamen augura nuevos choques. Primero, porque vence a fin de 2017 y deberá ser prorrogado. Y sobre todo, por el muy desparejo reparto de los ingresos: el 85% que de un modo u otro queda en la Nación contra apenas 15% compartido por 24 provincias, incluida como tal a la Ciudad Autónoma.
Traducida a plata de este año, la ecuación da en números redondos $100.800 millones versus $ 17.800 millones. O sea, una diferencia impresionante. Luce previsible, entonces, que llegado el momento los gobernadores pugnarán por subir unos cuantos millones la tajada que les toca. Los gobernadores y los intendentes, quienes también cobran de la coparticipación que les llega a las provincias. Todo viene corriendo igual o peor desde el Cavallo de 2001 y la emergencia de 2001. Prolijamente aprovechado durante la larga década kirchnerista, pese a que Néstor y Cristina prometían terminar con la “desigual distribución de los ingresos” fiscales; claro, antes de desembarcar en la Rosada. Si las cosas son y serán tal cual pintan, el gobierno nacional deberá ceder o, dicho de otra manera, pelear para ceder la menor porción posible. Es que si este año cumplirá raspando la meta del déficit fiscal, ayudado por el blanqueo y la revisión de las cuentas del PBI, el próximo ya anticipa que la meta viene muy comprometida. El debate puede saltar antes o después de las elecciones de octubre, pero al menos en un punto las circunstancias no serán muy diferentes a las actuales: aun cuando surja triunfador, el oficialismo seguirá siendo minoría en el Congreso. Y lo será hasta el fin del mandato de Mauricio Macri, a menos que otras fuerzas ensanchen la base de sustentación de Cambiemos, como sin suerte aconseja Emilio Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados. 


 Luego, resultará inevitable negociar o, mejor, acertar con la mejor negociación. Sea en esta ley, en otra o ante cualquier escollo. Para el caso, desde el Ministerio del Interior enarbolan un récord de la Casa Rosada: 60 leyes aprobadas en Diputados y 90 en el Senado, “con el único gobierno de la historia que es minoría en ambas cámaras y tiene 5 gobernadores sobre 24”. Cierto y cierto también, lograr esa marca implicó una serie de concesiones, algunas de apuro, como sucede ahora con Ganancias, y a menudo cediendo recursos en cantidad. Es justamente el precio de ser minoría en ambas Cámaras. En 2017 también vencen el monotributo y los impuestos de emergencia a los cigarrillos y sobre el capital de las cooperativas. Ninguno iguala en plata al del cheque, aunque a la medida de cada cual volverán a dirimirse posicionamientos políticos e intereses. El año próximo se cumplirán, además, 21 gambeteando la reforma a la coparticipación tributaria ordenada por la Constitución de 1996, o sea, en mora respecto de una cláusula de federalismo puro. Nada que sea responsabilidad del actual gobierno, seguirá esperando porque los mejores tiempos para un cambio así son los de abundancia fiscal, como fue la década kirchnerista. 

 Nuevamente 2017, una ley impone tener lista una estructura tributaria que modifica tanto gravámenes nacionales como provinciales. Debiera limpiar los parches sobre parches acumulados por años y eliminar una parva de distorsiones: todo razonable al fin, aunque bien difícil cuando habrá una cuantiosa masa de dinero en el medio y en el medio, actores escasos de fondos. Nunca hubo aquí un Estado tan grande, en sus tres niveles: nacional, provincial y municipal. Ni tampoco una presión impositiva parecida, también en sus tres niveles. La pregunta vale para todos: ¿dónde está eso que no se ve y lo que se ve son servicios que en muchos casos funcionan peor que mal. Nada nació de un repollo sino que fue amasándose al calor del modelo kirchnerista de a más plata más poder. En el que cada uno hacía el juego que podía o le convenía y unos pocos exigían que rindieran cuentas. Así, llena de agujeros, plagada de deformaciones, es la herencia fiscal que debe enfrentar el macrismo. Con gremios colgados de cualquier oportunidad, como los del transporte que acaban de martirizar a miles y miles de personas. Reclaman que horas extras y viáticos sean eximidos de Ganancias, cosa que si siempre fue justa jamás plantearon ante las no reformas de la era K.

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