HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 10 de diciembre de 2012

"NO POSITIVO" DEL 7D: RELATO NUEVAMENTE SE VICTIMIZA PARA INYECTAR ÁNIMO Y REVITALIZAR A "LA TROPA"

Por Fernando Gutierrez, producción: Federico Kucher/iProfesional.-El traspié del Gobierno con la ley de medios es visto por analistas como una derrota política que, paradójicamente, le servirá para generar una mística de la resistencia y recuperar iniciativa política. El "operativo revitalización" empezó a rodar y el discurso, a reeditarse. El 7D, muy lejos del clima imaginado en la previa por el kirchnerismo, terminó teniendo una reminiscencia del recordado "voto no positivo" con el que Julio Cobos pusiera fin al extenso conflicto entre el Gobierno y los productores sojeros que se resistían a las retenciones móviles.
Es decir, una derrota política en cuanto al asunto puntual que estaba en debate, pero tal vez también la sensación de que al Gobierno le hicieron un favor: se corta una situación social tensa y le permite al Ejecutivo encarar una nueva fase de recuperación política. Como en aquella oportunidad, la militancia K puede mantener un discurso de "apego a las convicciones", y que si se cambiaron los planes originales no fue por haber dado un paso atrás sino gracias a la aparición de un "villano perfecto" al cual culpar por el revés. Al mismo tiempo, se le recrea un clima propicio para generar, entre la "propia tropa", una mística de la resistencia y así tratar de recuperar la iniciativa política. "Estoy absolutamente seguro de que el kirchnerismo se va a recuperar de esta situación y que, además, se va a terminar aplicando la ley de medios", confía Fernando Braga Menéndez, el publicista de las campañas electorales de Cristina Kirchner. Su visión es que bajo la lógica que envuelve a la militancia kirchnerista, sigue existiendo la certeza de que "nunca modificar una sociedad para mejor resultó una tarea fácil, sino que siempre hubo marchas y contramarchas. Y esta vez ocurrirá lo mismo". Ese es el gran desafío del kirchnerismo para el post-7D: impedir que el traspié por la ley de medios se transforme en una crisis y lograr que funcione como elemento aglutinante y revitalizador de su base política. "La Presidenta deberá manejar lo que en psicología se conoce como la ‘tolerancia a la frustración'. Es decir, que los deseos que generaba la fecha política del 7D no se hayan hecho efectivos, y explicar que será necesario esperar algo más de tiempo", analiza Ricardo Rouvier, encuestador y experto en opinión pública. Las primeras reacciones de referentes kirchneristas parecen darle la razón. El mismo 7D, Florencia Saintout, la polémica decana de ciencias de la comunicación de la Universidad de la Plata, hizo un llamado a no reflejar un ánimo derrotista. "Tardaremos más o menos; sortearemos las dificultades; iremos siempre de frente. Tenemos todas las herramientas legales y legítimas para que ello finalmente suceda. Pero, sobre todas las cosas, mantenemos las convicciones firmes (...). Por eso estamos tranquilos", escribió Saintout. El relato de la victimización, de nuevo a escena Los analistas coinciden en que recuperar el ánimo militante no resultará tarea fácil, dado que debe cargar sobre sus espaldas con el peso de dos "cacerolazos" masivos de la clase media, un paro general convocado por Hugo Moyano (que además planea marchar a Plaza de Mayo antes de fin de año) y ahora el revés en el ámbito de la ley de medios. Sin embargo, advierten que es un grave error subestimar la capacidad de Cristina Kirchner y de sus seguidores para recuperarse de las derrotas políticas y reelaborar su "relato". Como recuerda Rosendo Fraga, tras el conflicto con el campo, en el peor momento de popularidad de la Presidenta, el oficialismo retomó el control de la agenda nacional con iniciativas de alto impacto. Entre ellas, la reestatización del sistema jubilatorio y -tras la derrota electoral de 2009- la irrupción del entonces proyecto de la ley de medios, que sirvieron para inyectar entusiasmo en la militancia kirchnerista. Todavía está por verse si la Presidenta tiene en carpeta un nuevo tema que reoriente el debate. Pero lo que sí está claro es que el operativo de revitalización ya empezó a rodar. "El acto del domingo, que originalmente había sido pensado como un festejo, se terminó transformando en una movilización con un claro sesgo anti-Clarín", observa Rouvier. Los expertos creen que una de las herramientas más potentes a las que el "relato" apelará -en su manejo de la imagen pública- será el de la "victimización", como ya ocurrió en otras oportunidades. "Frente a sus propios militantes, el Gobierno pasará a transformarse en una víctima. Dará muestras de que se está enfrentando a un enemigo poderoso, un verdadero monstruo", grafica Carlos Fara, analista de opinión pública. En consecuencia, argumenta que no habrá un factor desmoralizante: "Es como una película, que cuando está por terminar aparece una escena más que genera mayor tensión y expectativa. Esto mismo es lo que pasa sobre la militancia". Una demostración de esta voluntad por transformar el revés en una nueva ofensiva política la dio con claridad el periodista Víctor Hugo Morales, otro influyente sobre el universo K quien, en la mañana del 7D arengó por un redoble en la dosis de kirchnerismo : "La ley de medios tuvo anoche su mayor victoria: la de demostrar como nunca su razón de ser", dijo en su programa radial del día viernes. "La batalla perdida ante el poder corporativo, la batalla ganada por Magneto, De las Carreras y Najurieta, en la que incluyo a Lorenzetti, es la que da nobleza a la ley de medios, la que la hace tan necesaria", expresó. Hay, por otra parte, otro factor importante en el escenario post-7D: el "efecto alivio" sobre los dirigentes políticos peronistas que se sentían incómodos en la situación de confrontación simultánea con el multimedios Clarín y con el Poder Judicial. Como destaca el politólogo Jorge Giacobbe, hay que distinguir entre quienes cuentan con un caudal de votos propios y con un horizonte de carrera política (gobernadores, intendentes, líderes territoriales), y aquellos funcionarios cercanos a la Presidenta, cuya suerte está absolutamente ligada a las posibilidades de continuidad de la jefa de Estado. Tanto en los episodios de los cacerolazos como en este conflicto por los medios, los que ocuparon la línea de fuego a la hora de disparar "ácidas" declaraciones fueron, por lo general, los pertenecientes al segundo grupo. Ahora, el "favor" de los jueces de la cámara civil y comercial les permite a los peronistas incómodos con el conflicto tener un respiro: pueden defender la postura del Gobierno sin que ello implique tener que justificar presiones a la Justicia. El equilibrio entre la paciencia y el chavismo Claro que ahí aparece el otro gran desafío del kirchnerismo: que su victimización (con la aparición de un nuevo villano en el "partido judicial") quede sólo en el terreno de lo discursivo y no derive en el paso a una postura agresiva. Para Rosendo Fraga, en las próximas horas el kirchnerismo se verá obligado a optar entre dos posibles posturas. La primera es acatar el fallo de la medida cautelar. "Ello desactiva el peligroso conflicto institucional que se había gestado. El Gobierno no retrocede sino que, como corresponde, se somete a un fallo judicial. Se reestablece la independencia de poderes que estaba amenazada", argumenta Fraga. La otra posibilidad es que, ante el impulso de redoblar la apuesta, se intente avanzar en el proceso de reforma de los medios, aunque ello implique desconocer el fallo judicial. "Entonces se profundiza el problema institucional, entrando la Argentina en una situación muy delicada, a partir de un conflicto abierto de poderes. Ello causaría un grave daño a la imagen del país ante el mundo", advierte Fraga, para quien la Presidenta tiene la oportunidad de "desmontar una crisis que ha escalado por error de cálculo". De momento, parece haber cierto consenso respecto de que el Gobierno evitará la "opción chavista" de expropiar medios en abierto conflicto con la Justicia. "Hay que diferenciar lo discursivo de lo administrativo. Es claro que en el discurso habrá pura confrontación, e incluso se podría dar alguna ofensiva contra los jueces que participan en la causa. Pero desde lo administrativo no habrá un intento de implementar la nueva ley de medios hasta que se resuelva la cuestión de fondo", arriesga Carlos Fara. En la misma línea argumenta Rouvier, para quien en el Gobierno existe el convencimiento de que se terminará imponiendo la postura oficial en la cuestión de fondo, es decir en la declaración de constitucionalidad de los artículos que obligan a Clarín a "desinvertir". Hasta ahora, ese análisis parece correcto: los funcionarios K se han mostrado agresivos en el discurso, pero no hay señales de que se esté pensando en ir en contra de la decisión del Poder Judicial. Aun cuando Aníbal Fernández ha calificado como "bochornosa" la extensión de la medida cautelar y Martín Sabbatella se haya quejado de que "la Justicia argentina no está preparada para pelear con las corporaciones porque gran parte está colonizada por esas mismas corporaciones", el Gobierno demostró que está dispuesto a seguir los caminos legales. La primera señal en este sentido fue la inmediata presentación ante la Corte Suprema, para solicitar que el Máximo Tribunal tome cartas en el asunto y declare nula la cautelar. Puede parecer contradictorio estar quejándose de la parcialidad de los jueces y, al mismo tiempo, pedirles que fallen sobre la causa Clarín. Pero de esas contradicciones está hecha la épica kirchnerista. Para el analista Jorge Asis, el Gobierno no evitará la tentación de "desgastarse en recursos y apelaciones". Pero cree que, aun así, la derrota del 7D, después de haberlo dejado "ridiculizado por la torpeza de sus sobreactuaciones", le permitirá una recuperación. El influyente analista bautizó a este proceso como "cronoterapia, es decir la cura a través del paso del tiempo". No son pocos los que opinan que el tiempo juega a favor de la Presidenta. De momento, nada indica que, tal como pasó con el cacerolazo, el tropiezo kirchnerista por la ley de medios pueda ser capitalizado en términos electorales por un político opositor. El propio diario Clarín publicó, el mismo 7D, una serie de encuestas que muestran que Cristina, aun tras su pérdida de imagen, mantiene un respetable "piso" de apoyo electoral. Y cita datos del politólogo Enrique Zuleta Puceiro, que "relativiza los signos de debilitamiento del Gobierno". El frustrado 7D será otra prueba, quizás una de las más duras, para ver hasta dónde sigue vigente la reconocida habilidad de Cristina para reelaborar su discurso y revertir su caída política. Hay, claro, un elemento que hace que esta vez la situación sea más complicada: todas las recuperaciones anteriores se dieron en un marco de crecimiento económico y boom de consumo. Pero ahora, ya con la "caja" exhausta, el "relato" debe someterse al test ácido de un ajuste.

Entradas populares

ARCHIVO DEL BLOG