Por promesas incumplidas. Al compás del nuevo escenario de crisis, el cristinismo se maneja cada vez más en el día a día, improvisando decisiones que, en general, corren detrás de los acontecimientos. Así es que en Olivos el clima político depende en buena medida del humor presidencial, que determina el ascenso o descenso de la cuota de poder de cada funcionario. En los últimos días empezó a trascender que la relación entre la estrella naciente del gobierno, Axel Kicillof y la presidente, estaría pasando por un pésimo momento. En varias reuniones con sus colaboradores, Cristina habría manifestado que el Secretario de Programación Económica la habría decepcionado. De inmediato empezaron las especulaciones para descubrir cuál era el origen del cortocircuito. Una versión señala que la presidente desconfía del plan que impulsa el joven economista para desdoblar el tipo de cambios, proyecto impulsado por el CENDA, el centro de estudios que preside el funcionario. La idea consistiría en establecer un dólar barato para las importaciones, otro a un valor más alto para el sector exportador y, por último, un dólar más caro para el sistema financiero y el turismo. VER MÁS
Sin embargo, conocedores de la psicología presidencial aseguran que el disgusto con Kicillof tiene una causa muy distinta a la discusión de la política cambiaria. Como principal impulsor de la confiscación de YPF, Kicillof le habría prometido a su jefa que esta operación le iba a posibilitar al gobierno solventar buena parte de los U$S 9000 millones que deberá erogar este año el gobierno en concepto de importación de combustibles. De acuerdo a este criterio optimista, la empresa podría disponer de activos financieros que no constarían en sus balances. La realidad es que la temeraria promesa, con el correr de los días de la intervención que Kicillof comparte con Julio de Vido, se habría convertido en humo. Con gran dificultad, estaría en marcha una ingeniería financiera para utilizar parte de las utilidades anuales de YPF, unos U$S 1200 millones, para las importaciones de combustible. Pero la realidad es que no hay caja disponible alguna y que las nuevas perspectivas de negocios petroleros son todas de mediano y largo plazo. Y que el gran tema, la explotación de Vaca Muerta (Neuquén) es una discusión con Exxon y otras petroleras que todavía ni siquiera empezó. Diálogo de sordos o mala fe, lo cierto es que CFK esperaba que Kicillof consiguiera vía YPF fondos frescos y esta ilusión se habría convertido en disgusto. El caso es que el resbalón de Kicillof sería festejado por Guillermo Moreno y también por De Vido, que se siente auditado por aquél. Esta situación se estaría confirmando por el hecho de que Cristina se refiere cada vez menos a YPF en sus discursos, lo que revelaría que su entusiasmo inicial en el tema se habría basado en las fantasías de Kicillof. Según las mismas fuentes, la depresión que habría afectado a la presidente al retorno de su periplo a Angola, no sólo habría tenido que ver con la escalada del blue sino también con la decepción con YPF.Pocas espadas
El resbalón de Kicillof no sólo fortalece a Moreno sino que podría abrir espacio para que otras voces de la economía se escuchen en la Casa Rosada, especialmente con la situación creada por la crisis cambiaria. Pero también tiene que ver con la carencia de voceros políticos que defiendan al gobierno en los medios. Ayer, un exiliado del poder, Aníbal Fernández, tuvo a su cargo la contraofensiva mediática del oficialismo en relación a la política cambiaria. Apenas Florencio Randazzo acompañó el tema desde el gabinete nacional. La realidad es que el excesivo bajo perfil del jefe de gabinete Juan Manuel Abal Medina, el hermetismo de Carlos Zannini, la extrema vulnerabilidad de Amado Boudou, que casi le impide aparecer en los medios, y la inexistencia de Hernán Lorenzino y Mercedes Marcó del Pont, están dejando a CFK sola frente a las cámaras.
